Ana Guerra y Luis Cepeda en concierto en el Cartuja Center de Sevilla, el próximo viernes 13 de diciembre de 2019, como parte de la Gira imaginBank. Dos jóvenes artistas que, tras su paso por Operación triunfo, se han consagrado como unos de los principales cantantes del pop español.

SINOPSIS:

Luis Cepeda

Luis Cepeda, después de lanzar su primer sencillo “Esta vez”, alcanzar el número 1 en las listas de ventas de España, ser el número 1 en iTunes, tener 4,5 millones de reproducciones en YouTube… ha publicado su primer álbum, un trabajo prometedor, creativo y que nos permite comprender mejor su evolución artística.

En el 2016 recibió la propuesta de concursar en el programa de televisión La voz. Pero, meses después, se presentó al casting de Operación triunfo, entró y allí asimiló los valores y la técnica de la academia, y aprendió a disfrutar sobre el escenario.

El primer álbum de Luis Cepeda salió a la luz el pasado 29 de junio. En él se pueden encontrar canciones propias elaboradas con la complicidad del productor y compositor David Sansebastián, conocido por su trabajo junto con India Martínez, Antonio José o María Parrado, entre otros muchos.

En este disco también encontramos antiguas composiciones que nos permiten conocer cómo era ese artista anónimo y tímido que escribía por puro placer. Sin duda, con este álbum hemos conocido a Luis de una forma más personal y hemos podido indagar en sus sentimientos a través de las canciones.

Ana Guerra

La irrupción de Ana Guerra en el panorama del pop español —mejor dicho, hispanohablante— era cuestión de tiempo. La intensidad de su paso por Operación triunfo 2017 ha acelerado un proceso que, visto con perspectiva, se antojaba inexorable. La cantante tinerfeña atesora muchos de los dones por los que la mayoría suspira. Tiene una voz profunda y versátil, una vocación que se intuye indestructible y una fotogenia difícil de discutir. También cuenta con el favor del público, que ha sabido apreciar el potente carácter de una artista que, en pocos meses, ha logrado acumular casi 100 millones de reproducciones entre sus perfiles de Spotify y YouTube, y ha cantado dos de los éxitos de nuestra música popular reciente: “Lo malo”, a dúo con Aitana Ocaña, y “El remedio”, escrita ex profeso para ella por el hitmaker colombiano Nabález.

El padre de Ana tocaba boleros y canciones populares canarias en distintos grupos. En casa había tradición. Y también, un karaoke que puso a sus padres sobre la pista. Vieron que la niña cantaba. Que cantaba bien y que merecía la pena alimentar dicho potencial. Aconsejados por Mariano Lozano, compositor y productor granadino que la vio en el programa A tu lado siendo una cría, la matricularon en el conservatorio con la premisa de que al menos terminara el grado elemental. Allí estudió durante ocho años, y se especializó en flauta travesera. La seleccionaron para el coro de voces blancas, con el que cantó varias óperas bajo la tutela de Carmen Cruz. Cuando las exigencias de la secundaria, el conservatorio y la vida misma se desbordaron, decidió continuar por otro camino.

Quienes hayan seguido la memorable trayectoria de Ana en el gran fenómeno catódico de la temporada, ya saben que la música es un elemento cardinal en su biografía. Creció en La Laguna, ciudad peatonal en la que abundan los intérpretes callejeros. Las aceras laguneras fueron testigo de su talento ya en la adolescencia, cuando hacía pellas en el instituto para tocar con El Plan D, uno de los muchos grupos por los que pasó antes de mudarse a Madrid. Además, formó parte de Gospel Shine Voices, hizo coros y tocó la travesera con Fran Baraja y La Banda Reparte, y cantó tango a la vera del guitarrista Javier López Musso. Música por todas partes. Y de todo tipo. ¡Menuda escuela!

A toda esta experiencia, hay que sumar la acumulada en el ámbito del teatro musical, tanto en Tenerife como en Madrid, ya que fue parte del elenco de montajes como Evita y Jesucristo superstar. Ana llevaba un año en la capital intentando abrirse camino cuando pasó de forma brillante el casting de OT 2017. Dentro de la academia, se dio cuenta de lo mucho que le quedaba por aprender, pero también consolidó valores que ya tenía y reafirmó su carácter. Cantó a México —“La Bikina” es una línea divisoria en su carrera y el sobrenombre por el que muchos la conocen— y cantó a Cuba. Cantó al Berlín de entreguerras y cantó al Buenos Aires de Gardel. Se puso en la piel de Tammi Terrell, Fleur East y Taylor Swift con asombrosa naturalidad. Se reveló como una intérprete dúctil, valiente, de arrolladora presencia escénica.

A la capacidad de adaptarse a las exigencias de repertorios muy diversos, conviene sumar la actitud con que Ana —que solo tiene 24 años— afronta el día a día. No quiere prisas ni se deja amedrentar por las urgencias de un entorno impaciente y voraz. Sabe perfectamente lo que no quiere. Y sabe que cribar como es debido el cancionero para su primer álbum será fundamental. Tras el arrollador éxito de “Lo malo”, junto con Aitana, con el que consiguieron 5 discos de platino, lanzó “Ni la hora”, una detonación de pop urbano y contemporáneo con acento caribeño con el que consiguió 3 discos de platino y que fue producido por el colombiano Drew, figura de la música latinoamericana que ha firmado trabajos para Rosario, David Bisbal, Antonio Orozco, ChocQuibTown y Alejandro Sanz, entre otros muchos. Una canción llamada a tomar el relevo en su particular lista de éxitos con el que Ana espera mostrar todas sus facetas interpretativas, que son muchas. Nosotros también quedamos a la espera. Y estamos tranquilos, porque sabemos que no nos va a defraudar.

El pasado 25 de enero vio la luz su primer disco, Reflexión, cuyo primer sencillo se titula “Bajito”, que puede presumir de colocarse en el número 1 de iTunes y que ya supera los 9 millones de visualizaciones.

– Foto de Marina Velasco.