«5», el quinto álbum de estudio de Miguel Campello

Su número de la suerte. Un trabajo para el que ha desplegado su cara más visceral y personal, en quince pasajes que viajan por la infancia, los recuerdos, el camino hacia la madurez, y las luces y las sombras de ir creciendo, con el tiempo y su devenir como hilo conductor. Un disco que continúa marcado por su personalísimo sello de identidad a caballo entre el mestizaje, el flamenco, el rock y la fusión, pero para el que se ha lanzado a la aventura de la experimentación y el riesgo campando a sus anchas por géneros como el jazz o el hip hop, y melodías con reminiscencias árabes a ritmo de palmas y guitarras.

«5» pone sobre la mesa todas las aristas de un artista multidisciplinar, versátil y poliédrico como Miguel Campello. Se alza así, como su trabajo más honesto hasta la fecha. Su obra cumbre.

MIGUEL CAMPELLO

Fue la voz y el alma de elbicho. Su compositor y cantante. Pero hace ya diez años y cuatro discos que Miguel Campello camina en solitario.

Ahora llega «5», el quinto trabajo de una carrera impecable y apasionada como icono del mestizaje y el arte como forma de vida. Uno de nuestros músicos más prolíficos y versátiles, que abarrota teatros clásicos e inflama festivales contemporáneos con su propuesta: la de un sonido y unos versos que encajan en todos los tiempos y cualquier espacio.

CINCO. El full de los jugadores, los cachorros de aquella loba de la canción infantil, los dedos de una mano, el punto de partida para el parchís, las líneas del pentagrama, el número de la suerte de Miguel Campello. Porque el quinto día de la semana, cuando sonaba el timbre y acababa el colegio, ajenos a obligaciones llegaba nuestro tiempo; un tiempo al que Miguel asistía entre las reuniones familiares de los viernes y las historias de barrio que no se olvidan, esas que te arman para ir por la vida y que él, atesoradas entre sus recuerdos, ahora transforma con raza en canciones.

CINCO. Así de sencillo, rotundo y simbólico bautiza el músico ilicitano su nuevo álbum. El quinto precisamente de su trayectoria solista, el más visceral y personal de sus trabajos desde que emprendiera el vuelo por su cuenta en 2011, al margen de su incontestable carrera poniendo alma y voz a elbicho. Un disco que se suma a una obra digna y versátil con entregas precedentes como Chatarrero (2011), Pájaro que vuela libre (2013), Camina (2015) y Agua, pan, amor y vino (2016), y con el que de nuevo se abre en canal sin censuras, sin temores, asumiendo riesgos, como siempre hace, como acostumbra. Propio del carisma y el talento que le corre por las venas como artista multidisciplinar que se alimenta de todas las artes, que habita y crece en ellas, que se despliega ante un lienzo virgen, toma forma entre la arcilla y se comunica con la música como lenguaje universal.